He de tener el placer de haber conocido al niño que ni el poeta más elocuente hubiera podido crear. Y he tenido el privilegio de someterme a su sortilegio. He oído alguna vez que el tiempo de nuestros relojes no es mismo al de nuestras almas y pude ver su verdad. Un rato con este hombre es un siglo en el mismísimo edén. Y he de seguir por estos días la pluma de Borges y su teoría de nuestro paso por la vida, no existen más que momentos, están los malos y están los buenos. Y entre los brazos de este ser alado pude sentir la felicidad caminando por mis manos. Con la ingenuidad de mi voluntad voy a agradecerle todo lo que he logrado. Bendita sea mi flor que no distingue estación para exhibir su resplandor, bendita sea esta flor, esta flor de tez morena que calma mis penas y el alma me llena, con sólo destellos de su corazón ~
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