Los momentos importantes están llenos de cosquillas, de sudor en las manos, de ilusiones. Los grandes momentos de la vida, en general, ocurren más tarde de lo esperado. Así aprendí que las cosas buenas hay que saber esperarlas. No hay nada de malo en que las cosas que uno desea lleguen más tarde de lo esperado. Cuando lo que querés tarda en llegar, el deseo crece, se fortalece. Y ahí tu corazón se prepara para recibir eso que tanto esperás.Cuando menos las esperas, quizá cuando ya renunciaste a alcanzar ese deseo, es cuando la vida, el destino, lo que sea te sorprende. Y esas sorpresas son las que más se disfrutan, las que llegan cuando menos las esperas. Las cosas buenas llegan tarde, dan trabajo, esfuerzo, dedicación.El deseo se vuelve más fuerte cuando uno se toma el tiempo de desear.
Asique será hoy, mañana, en un tiempo, en el momento exacto, más tarde de lo esperado, pero eso es muy bueno.
7 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario